Había una época en que los aprendizajes eran espontáneos. Que los golpes y las frustraciones nos encaminaban en el sendero adecuado. En que probábamos incansablemente miles de actividades diferentes con los amigos. En que no había un centímetro de piel que no teníamos cardenales.

Una vez te cruzaste con alguien que te abrió los ojos a este mundo y resultó fácil. Pudiste dedicarte más tiempo a un deporte, recomendaste actividad física a otras personas, usaste el deporte para sanar no sólo las heridas físicas…

Hubo un momento en que se te cruzó la locura de dedicar tu vida a esto.

Aprendiste del deporte, te enriqueciste con otras personas, descubriste nuevas visiones. No tenías miedo a caer una vez más porque lo habías hecho cientos de veces…

En algún momento paraste en seco, miraste atrás y pensaste ¿Qué he hecho con mi vida? Han pasado muchos años y no he conseguido nada…

¡Nada tradicional!

Has ayudado a muchas personas en el camino, que esperaban con ansia el momento de compartir el entrenamiento contigo. Era su momento de felicidad.

Has tenido el mundo ante tus pies por momentos, y luego has sido capaz de darle la vuelta, volver a ilusionarte, buscar una nueva solución, una nueva expectativa, una nueva forma de vida.

Sólo la gente que es como tú es capaz de entenderlo.

Por eso formas parte de un estilo de vida, siéntete satisfecho de pertenecer a él y no renuncies nunca…

¡El sacrificio es el secreto!

 

 

Tomás Hernández

Entrenador

 

 

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